27 de enero de 2012

E V O L.

- Define tu vida en dos palabras.

+ Eso es fácil, pero me sobra una.

- ¿Por qué?

+ Porque mi vida eres tú. Y sé que dentro de algún tiempo, quizás demasiado para mi gusto, me seguirá sobrando la segunda palabra... porque no sabes que no hay otra cosa que desee más en todo el mundo que un nosotros, para ser feliz.


26 de junio de 2011

- Look at you, you're fucking perfect.

+ Dime que me quieres.
- ¿Por qué? Si ya lo sabes.
+ Si, lo sé. Pero dímelo.
- Creo que no hace falta que te lo diga continuamente.
+ Pues yo creo que sí.
- Pero, ¿por qué?
+ Porque necesito saber que siempre vas a estar a mi lado, que los segundos que pasas conmigo son los mejores de tu vida, y que no los cambiarías por nada; necesito que me digas en cada momento que me quieres, y poder responderte con una sonrisa que te llegue al alma. Necesito saber que yo soy tu única razón de existencia, y que sin mí no eres nada ni nadie. Quiero que lo hagas porque tú eres todo para mí, y quiero serlo yo también para ti. Necesito saberlo, por favor, dímelo si todo lo que digo es verdad.
- Te quiero.

- My world, your world; our world.

Ver la vida diferente. Sentirla tu amiga, tu hermana, tu compañera de viaje. Que te permita disfrutar de ella sin temor alguno. Viajar al lugar perfecto a encontrar la persona perfecta y, cómo no, en el momento perfecto. Ver de cada detalle un arco iris de sentimientos, y verlo todo a tu gusto. Imaginarte un mundo perfecto en tu mente, cada vez que cierras los ojos. Pestañeas, y viajas a tu mundo. Donde nada es extraño, pero todo es especial. Donde todos son amigos, y no hay enemigos. Donde nadie es rechazado por nada respecto a él. Donde no existe el pesimismo, ni tampoco el realismo; sólo el optimismo y la ilusión, ganas de vivir. Porque nada es imposible. Y porque todos tenemos derecho a ser felices, todos y cada uno de los días.

25 de junio de 2011

- Es más fácil.

Es muy fácil observar tranquilo como el que está a tu lado sufre, y pasa por el peor momento de su vida. Es más fácil salir corriendo, huir de todo, o encerrarse en una habitación a llorar. Pero cuando eres tú el que tiene la vida al revés, al que se le ha hundido todo, y ya no le queda nada. Ahí, la situación cambia. Y te das cuenta de que el ser humano no es perfecto, ni mucho menos. Que es muy difícil caminar por tu camino hacia el futuro si tropiezas continuamente con la misma piedra. Pero más difícil aún es si te empeñas en mantener tu orgullo alto, si te da igual los golpes que te des, y la sangre que derrames. Cuando tu vida se ha vuelto negra por completo, y cuando intentas mirar lo ves todo borroso, nada está claro. Cuando te cansas de buscar algo que no existe, ese túnel iluminado del que todos hablan que te lleva hacia la solución que te saque de ese pozo sin fondo. Es muy duro reflexionar, y llegar a la conclusión de que no sirves para nada; que hagas lo que hagas, te propongas lo que te propongas, todos tus sueños acabaran hundiéndose. Duele mucho mirarte al espejo y sentir que no eres nadie, no saber quién eres ni para qué has venido a este mundo lleno de seres idénticos entre sí, sin personalidad. Un mundo lleno de copias y copias iguales, que se dedican a humillarte día a día. En ese momento en el que darías lo que fuera por no ser tú, por ser cualquiera de los individuos que pasan por tu lado; todo se derrumba, y descubres que no te queda nada. Que no merece la pena seguir sufriendo sin ningún fin, cuando todo te sale mal. Que el plan A, B, C, y el abecedario entero no han salido como tú querías. Cuando la cruel humanidad se empeña en darle la vuelta a tu mundo, y ponerlo patas arriba. Ese pequeño y perfecto mundo que tenías planificado, y que era tu vida. Se empeñan en hacer que acabe de tu bonito sueño, del que basabas tu día a día, y del que no querías despertar. Y cuando se empeñan, lo consiguen. "Todo podría ser muy fácil", piensas. Pero las cosas no son así. Cada uno mira por su propio bien, y para que en cada acción que ejecute el único que saque provecho sea él.  Nadie mira por nadie, y nadie tiene compasión. La única verdad de esta vida es el egoísmo. Y todo el mundo lo tiene dentro de su corazón. Porque al fin y al cabo el humano ha nacido para hacerlo todo más difícil.

24 de junio de 2011

- De príncipes va la cosa.

Porque hay cosas que no se pueden explicar, o simplemente no puedes expresarlas con palabras. O puede que sepas expresarlas pero no quieras, porque simplemente, la realidad te duele. Y es que sin más, no te gusta. No quieres, o no puedes evitarlo. Lo intentas, pero te das cuenta de que es inútil. Quieres abandonar, lo intentas. De nuevo lo vuelves a intentar. No sirve de nada. Este es el destino, tu destino. Vuestro destino. Y si no se puede, pues no se puede. Y puede que a veces pienses que las cosas podrían ser diferentes, de otra forma, como a ti te gustaría. Puede que si fueran así no sería tan malo como los demás se piensas. Todos tenemos derecho a ser felices. Y si ella es feliz, él es feliz y ellos son felices; pues, me conformo. Porque sé que junto a mi nunca va a ser feliz, porque no soy como él quisiera que yo fuera. Y si tengo que sufrir, pues sufro. No hay otra forma, porque no puedo, no puedo aunque quiera. Es mi destino.  Asqueroso y odioso destino. Y puede que lo pase mal. Bueno; puede no, seguro que lo paso mal. Pero no puedo evitarlo, no puedo. Y esperaré hasta que otra persona se cruce en mi camino, y me haga olvidar. Porque yo creo en los príncipes azules, creo. Y sobre todo, confío en que el mío aparezca pronto. El verdadero. El de verdad, uno que me valore. Uno que me quiera tal como soy. Uno que me cuide. Uno al que le importe. Alguien de verdad. Alguien perfecto. Con corazón. De esos príncipes que no se cansan de repetir: ''Te quiero''. De los que no se avergüenzan de ti. De los que les da igual como o que seas. De esas personas que si no son perfectas, rozan la perfección. De esas personas que cuando les miras los ojos, no te das cuenta de lo que te dicen. De esas personas que cuando no escuchas lo que dicen, te da corte pedirles que te lo repitan. De esas personas por las que darías la vida. Simplemente, un príncipe sacado de un cuento. Con un pequeño detalle, que forme parte de mi vida.

23 de junio de 2011

- Saltar.


En la vida hay un instante en que se sabe perfectamente que ha llegado el momento de saltar. Ahora o nunca. Ahora, o nada será como antes. Y el momento es éste. Saltar. Saltar. De improviso, su voz. De nuevo ahora, esa noche.